
La cocina boloñesa es un mundo de sabores que se ha desarrollado a lo largo de los siglos y refleja una tradición de pasión, dedicación y amor por los ingredientes genuinos. Paseando por las calles de Bolonia, es imposible no dejarse conquistar por el aroma que desprenden las osterias y trattorias, donde cada plato cuenta una historia.
La tradición boloñesa ofrece especialidades que han conquistado los paladares de los amantes de la buena mesa. Por ejemplo, los tortellini in brodo, o tortellini en caldo, pequeños cofres de pasta rellena, siempre han representado a la ciudad por su sencillez pero al mismo tiempo bondad y delicadeza. Se preparan según recetas transmitidas de generación en generación y se sirven en sabrosos caldos que evocan el calor de las fiestas invernales.

Otros platos que recuerdan la tradición son sin duda los tagliatelle, un formato de pasta típico de la zona, y la lasaña... ambos con un ingrediente en común: el Ragù. Entre los manjares que caracterizan a Bolonia, éste ocupa un lugar más que destacado, por ser el centro de la cocina emiliana. Por ello, queremos proponerle la receta de este clásico de la cocina italiana que ha conquistado el mundo: el Ragú (Salsa Boloñesa).

Ingredientes:
1 cebolla
1/2 rama de apio
1 zanahoria
150 g de panceta tesa picada
250 g de lomo de cerdo picado
350 g de músculo de ternera picado
1/2 vaso de vino blanco seco
1 vaso de leche entera
400 g de puré de tomate
2 cucharadas de pasta de tomate
aceite de oliva virgen extra
1 pomo de mantequilla
Procedimiento:
Se comienza con la preparación del soffritto, es decir, se pican finamente el apio, la zanahoria y la cebolla, que deben dorarse en una sartén previamente calentada con aceite y mantequilla. A continuación, se añade el bacon a las verduras y, tras un par de minutos, la carne picada. El contenido de la sartén debe dorarse a fuego vivo, removiendo continuamente y desglasando con una cuchara, tras lo cual debe desglasarse todo con vino blanco. Cuando ya no huela a alcohol, se añade la leche, que se deja absorber a fuego medio, removiendo de vez en cuando. En este punto se puede añadir el puré de tomate y el concentrado, removiendo con una cuchara para mezclar. Cuando todo rompa a hervir, se deja cocer a fuego muy lento durante al menos 2 horas. La salsa de carne ya está lista para enriquecer sus platos.
Otros sabores típicos de la tradición boloñesa son la mortadela, un embutido infaltable en todas las mesas, y los passatelli, una pasta fresca hecha con huevos y queso parmesano.
El postre típico es el pastel de arroz, elaborado con leche, arroz, vainilla, clavo, licor de almendras, piel de limón y canela. El resultado de la combinación de estos ingredientes es un pastel firme que debe servirse frío, quizá acompañado de un buen digestivo.
Para los amantes de la gastronomía, Bolonia es, por tanto, un destino ineludible. La ciudad ofrece auténticas experiencias culinarias, donde podrá sumergirse en los sabores tradicionales participando en recorridos gastronómicos o clases de cocina. Estas actividades permiten descubrir los secretos de las recetas locales y aprender las técnicas artesanales que hacen única la cocina boloñesa. Además, los mercados históricos, como el Mercato di Mezzo, ofrecen una gran variedad de productos típicos, lo que permite a los aficionados a la gastronomía degustar y comprar delicias locales.

Otro pilar de la gastronomía local son las queserías. Estos lugares guardan el arte de producir quesos finos, como el Parmigiano Reggiano, conocido por su intenso sabor, pero también embutidos. Las más conocidas son el Caseificio Rizzoli, especializado en la producción de mozzarella para pizzas, y el Caseificio di Valsamoggia, que desde hace años sigue produciendo quesos artesanos siguiendo la tradición.
Por lo tanto, podemos concluir diciendo que Bolonia es sin duda un punto de referencia fundamental para la cocina italiana, y es una zona donde los sabores de la tradición consiguen emocionar a cualquiera que los pruebe. Sentarse a la mesa de una típica hostería y degustar los sabores típicos de la ciudad es, por tanto, una experiencia que sin duda dejará un recuerdo imborrable.
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