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  • Cuerpo Consular de Aragon

RUMANÍA: TURISMO EN COCHE

Rumanía se encuentra en Europa del Este y está limitada por Ucrania, Moldavia, Bulgaria, Serbia y Hungría; Rumania es una región hermosa que, tras años de dictadura y pobreza, aún evidentes, cada año que pasa se esta poniendo a la altura del resto de los países de Europa pero, es uno de esos lugares que se deberían visitar por lo menos una vez en la vida y puedes hacerlo en auto.

Rumanía es el destino perfecto para los amantes de los lugares rodeados de un aura de magia y misterio. Aunque haya aun muchas zonas sin apenas asfaltar donde la máxima velocidad permitida es 50 km/hora la emoción de viajar y visitar el país lo hace un destino único.

Nuestra primera parada es el Monasterio de Snagov.

Está en un pequeño islote al que solo se puede acceder en barca. Está rodeado por un lago y con idílicos jardines, y también es de importancia histórica: En Snagov está supuestamente enterrado Vlad Tepes, el príncipe del que se dice se basó Bram Stoker para escribir Drácula, debido a las atrocidades que cometió hacia sus enemigos. La entrada en teoría es a la voluntad, pero acostumbran a pedir 50 lei por persona.


Ponemos rumbo a Câmpina, un antiguo punto de control de aduanas para el comercio entre las zonas de Transilvania y Wallachia. En la actualidad, en Câmpina se puede visitar el Castillo de Lulia Hasdeu.

El escritor y filósofo Bogdan Hasdeu ordenó la construcción de este edificio tras la traumática muerte de su hija Lulia a los 19 años. Desesperado por la pérdida, Bogdan se dedicó el resto de su vida a comunicarse, a través de sesiones de espiritismo, con su hija fallecida.

En el año 1893, tras años de supuestas comunicaciones con el más allá, el escritor comenzó la construcción de este castillo, asegurando que era deseo y diseño de su hija. Hoy es un museo que se puede visitar por 10 leis.


Continuamos nuestro viaje. La ciudad de Targoviste, en la orilla derecha del río Ialomita, es famosa por ser el lugar donde se juzgó y condenó a morir a Nicolás y Elena Ceausescu, tras su caída en diciembre de 1989.

La que fuera capital de una parte del país alberga ahora el Museo del Comunismo, y la Corte Principesca, donde vivió el temido Vlad Tempes.


Cerca de esta está la Torre Chindia, también relacionada con el príncipe empalador, ya que fue él quien la empezó a construir, aunque no se terminó hasta el siglo XIX.

Nos adentramos a continuación en la región más famosa de Rumanía: Transilvania. Es uno de los espacios naturales más bellos de Europa porque está protegido por los Cárpatos.


Nuestra primera parada es Sinaia, o ‘la perla de los Cárpatos”. Desde este pequeño pueblo de montaña se puede disfrutar de una vista espectacular del Parque Natural de Bucegi.

Cerca está el Castillo de Peles, construido por Carlos I de Rumanía. Este castillo merece la pena tanto por fuera como por dentro –aunque hay que comprobar bien los horarios de apertura antes de ir, ya que cambian según el día–.

Nuestra siguiente parada es la famosa carretera Transfagarasan. Solo se puede recorrer entera en los meses calurosos –el resto del año está cerrada por la nieve–, pero existe un teleférico para hacer la subida hasta el lago que la encumbra si nos ha tocado viajar en meses fríos. Una carretera escarpada, construida a pie de naturaleza y con animales asomándose a curiosear. Y todo ello teniendo que ir a un máximo de 40 km/h debido a que son 90 kilómetros de continuo zigzagueo.

Los premios: el inmenso lago Vidraru, el lago glacial de Balea, a 2034 kilómetros de altura, y el verdadero castillo del Conde Drácula, el Castillo de Poenari. Una fortaleza construida en las montañas a la que se llega después de subir 1480 escalones de cemento.

Nuestra siguiente parada en esta zona es la famosa ciudad de Brasov, o la ciudad más bonita de Rumanía. En Brasov casi todo merece la pena. Desde su zona vieja, con la antigua plaza del Ayuntamiento, hasta la famosa Iglesia Negra.

El siguiente lugar que vamos a visitar es Viscri, un pueblo muy pequeño en el corazón de Transilvania. A pesar de su tamaño, alberga uno de los lugares considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en este país: una iglesia fortificada, la Iglesia Blanca, alrededor de la que se construyó el resto de la villa.

La siguiente parada de la ruta es Sovata. Esta localidad es uno de los lugares favoritos de los rumanos para pasar las vacaciones. No es de extrañar, ya que sus mejores atractivos son los lagos que la rodean, como el lago Ursu, y su increíble emplazamiento y clima suave.

Sovata es el lugar perfecto para hacer una última parada de relajación antes de poner rumbo a nuestra última y macabra visita: el Cementerio Alegre. Este cementerio está a 8 km escasos de la frontera con Ucrania.

Las lápidas del Cementerio Alegre cuentan historias de la persona fallecida, y además representan su vida –o muerte– en gravados de vivos colores. Y todo ello con mucho humor y poesía.

El culpable es un artista local, Stan Patras, que en 1935 creó la primera lápida quizá para darle la vuelta al significado triste de la muerte. Muchos relacionan este camposanto con la cultura dacia, que celebraba el paso a la otra vida con alegría. Pasear por el cementerio feliz es tétrico y entrañable al mismo tiempo.


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