
El 1 de Marzo de cada año se celebra en Rumanía la llegada de la primavera, la festividad es conocida como Fiesta del Mărţişor. Este nombre proviene de martie, marzo en rumano y desde un punto de vista histórico parece que las poblaciones de los Getas, que vivieron en pasado en el territorio de la actual Rumanía, pudieron celebrarlo ya durante ese tiempo.

La festividad nace de una leyenda que cuenta de un joven rumano valiente que había sacrificado su vida para liberar el sol del dragón que lo había capturado. Durante la batalla entre los dos, sobre el manto de nieve fresca empezó a gotear la sangre del joven y desde aquel momento el rojo y el blanco se unen para luchar contra el invierno y sus males, anunciando la llegada de la primavera.

Por esta razón, durante el Mărţişor los hombres suelen regalar a las mujeres un amuleto, llamado Mărţişor, con hilos de ambos colores: rojo como la sangre y blanco como la nieve, simbolizando la dualidad entre invierno (malo) y primavera (bueno). Otra interpretación asigna el color rojo a la mujer, símbolo de la fertilidad y la sangre, mientras que el blanco se interpretaría como la transparencia de las aguas y la sabiduría de los hombres, en definitiva, el hombre y la mujer cuya unión supone el comienzo del ciclo de la vida. En Transilvania este amuleto se suele colgar a las puertas de las casas o a las ventanas porque se cree que ahuyenta a los malos espíritus invocando la vida a través del rojo, un color típico del folclore que, entre otras cosas, simboliza la vida.
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